Benchmarking the Finnish education system

Este curso se ofrece como una observación, comparación y evaluación del sistema educativo finlandés. Los participantes se reparten entre profesores de aula de primaria o secundaria y miembros de equipos directivos, psicopedagogos o especialistas en otras áreas (educación especial, TICs, …).
El método alterna charlas, presentaciones o coloquios con profesionales finlandeses, con las visitas libres a las aulas durante periodos lectivos. Los profesores de los centros que visitamos están avisados, y de todas formas las visitas externas durante periodos lectivos no son algo excepcional aquí.

Los participantes en el  curso nos hemos ido repartiendo según los niveles o áreas de interés y después o durante las observaciones hemos podido conversar con los profesores y alumnos. También se han organizado sobre la marcha reuniones con profesores o encargados de áreas específicas.

En el grupo hay profesores de España, Grecia, Polonia, Letonia y Eslovaquia. Básicamente hay tres grupos: primaria, secundaria y miscelánea (dirección, asesorías, TICs, educación especial,…).

El interés de todos es descubrir el «secreto» del éxito de los estudiantes finlandeses en las pruebas comparativas internacionales. Es curioso que los profesores finlandeses son, dicen, los primeros sorprendidos por esos resultados y por el interés que despierta su sistema ducativo.

A la vuelta intentaré exponer con más detalle algunas de las características de este sistema, pero después de estos primeros días mi impresión es que lo que hace que el sistema funcione son dos cosas: la confianza y el sentido común. Todos están  de acuerdo en que el objetivo de las escuelas es que los niños disfruten, aprendan cosas útiles y acaben convertidos en ciudadanos razonablemente felices y preparados para trabajar en lo que elijan.

La gente confía en el sistema y en los profesores porque las escuelas son similares en todo el país, apenas hay centros privados, todos reciben la misma atención y suficientes medios. Los centros tienen autonomía para organizarse, los profesores tienen autonomía para desarrollar el currículo, y los ayuntamientos participan directamente en la financiación de las escuelas y proyectos.

Insisten en que se enfrentan a problemas similares a los que les comentamos (comportamiento, grupos numerosos, adaptación a nuevas tecnologías, cambios en los planes de estudio,…). Pero lo que sí suena diferente es la rapidez y la capacidad de adaptación y el respaldo que tienen de la administración.

Apenas tienen conflictos con familias o alumnos por cuestiones académicas o de comportamiento; su receta, dicen, es la atención a los problemas antes de que escalen. Lo habitual es tener un asistente social del ayuntamiento y un enfermero, además de un psicólogo y un asesor pedagógico u orientador por cada 200-300 estudiantes; y en primaria y ESO varios asisitentes para educación especial o grupos reducidos de apoyo. No hay programas específicos para estudiantes de altas capacidades, se centran en que ninguno se descuelgue. De hecho, de lo que se muestran más satisfechos respecto a sus resultados en PISA es que no tienen las calificaciones más altas, sino las mejores medias, y la menor diferencia entre los mejores y peores resultados.

Seguro que hay aspectos culturales o sociales que no se pueden importar, pero alguna cosa seguro que se puede aprender.

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